Por Enric Canela. Presidente del Cercle per al Coneixement.
La Unión Europea en el año 2000 en la denominada estrategia de Lisboa se fijó como objetivos conseguir ser, al final del presente decenio, la economía más competitiva del mundo y alcanzar el pleno empleo. Las razones para plantearse estos objetivos no fueron puramente teóricas o un capricho. En la Unión Europea, a pesar de algunas diferencias, por suerte, disfrutamos de un estado del bienestar envidiable, mejor que el que tienen algunos de nuestros principales competidores, como Estados Unidos y Japón. Por otro lado, estamos en un mundo globalizado, con muchas desigualdades sociales, donde convivimos y competimos con países que basan su economía en un estado del bienestar débil, con pocos derechos sociales y mano de obra barata.
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